El primer intento de utilizar
un instrumento científico
con el propósito de detectar
cuándo una persona miente,
ocurrió aproximadamente
en el 1895 cuando el italiano
Cesare Lombroso utilizó
el "Hydrosphygmograph"
para tal propósito. En
el 1914 Vittorio Benussi publicó
sus estudios referente a modalidades
respiratorias, como indicadores
de mentir. Un año después
William Moulton Martson sigue
la técnica de Lombroso
observando las variaciones en
la presión arterial.
John A. Larson en el 1921 construyó
un polígrafo capaz de
registrar continuamente alteraciones
en la presión sanguínea,
el pulso y la respiración.
Larson examinó un gran
número de sospechosos
en casos criminales y reclamó
un alto grado de certeza en
sus conclusiones. Leonarde Keeler
en el 1926 construyó
un instrumento superior al de
Larson, adicionándole
además el GSR, el cual
registra las variaciones electromodernas.
En la actualidad los polígrafos
que se utilizan son mucho más
sofisticados y precisos, pero
fundamentalmente basados en
registrar la fisiología
indicada.
En Puerto Rico aproximadamente
para fines de la década
de los cincuenta, la oficina
a cargo de combatir el uso ilegal
de drogas narcóticas
(OIE) que dirigía el
Dr. Pedro M. Vélez, adquirió
un polígrafo (del tipo
inventado por Larson), y uno
de sus agentes: Ramón
Lapuerta efectuó algunas
pruebas. A iniciativa del entonces
Coronel de la Policía,
Don Julio Vigoreaux, la Policía
de Puerto Rico adquiere un Polígrafo
en el 1964 y envía un
teniente a estudiar al Keeler
Polygraph Institute en Chicago,
pero no ejerció como
poligrafista debido a que fue
transferido a la División
de Tránsito. En el 1965,
cuando se establece el Cuerpo
de Investigaciones Criminales
(CIC dirigido por el entonces
Coronel Retirado del Ejército,
Eugene Hudders, uno de sus agentes
Orlando Plá Ortiz, se
le envía a estudiar la
técnica poligráfica
al Keeler Polygraph Institute
de Chicago que dirigía
Leonarde Harrelson.
A partir de ese momento, el
uso del polígrafo se
establece permanentemente como
un recurso de la criminalística
en las investigaciones de casos
criminales en la Policía
de Puerto Rico.
En el 1972 Orlando Plá
fue transferido a la Oficina
de Asuntos de la Policía
de la Comisión para Combatir
el Crimen; el Agente del CIC,
Héctor Acevedo (actualmente
acogido al Retiro) continuó
el servicio poligráfico.
Al césar funciones la
Comisión para Combatir
el Crimen en el 1979, Plá
es transferido al Negociado
de Investigaciones Especiales
(N.I.E.) para establecer el
servicio del polígrafo
en el Departamento de Justicia.
Allí adiestra al Agente
José Meléndez
(al presente en la práctica
privada) y prestan el servicio
hasta el 1988 cuando por disposición
de la Ley que establece la creación
del Instituto de Ciencias Forenses,
se transfiere el servicio a
dicha agencia. Plá adiestra
al Sr. Edrick Torres y ambos
prestan el servicio para el
Sistema de Justicia Criminal
en Puerto Rico hasta el 31 de
marzo de 1994, fecha en que
el señor Plá se
acoge al retiro.
El uso del polígrafo
se establece permanentemente
como un recurso de la criminalística
en las investigaciones de casos
criminales en la Policía
de Puerto Rico. Las pruebas
del polígrafo se administran
en aquellos casos en que el
Agente Investigador o Fiscal
así lo recomienda, además
de proveer la prueba a los candidatos
de pre-empleo para otras agencias.
La prueba del polígrafo
está basada en la teoría
de que un individuo refleja
ciertas características
fisiológicas predecibles
cada vez que miente intencionalmente.
Esto es registrado por una gráfica
que luego es analizada por un
experto en la materia.
Entre las agencias
a las cuales proveemos este
servicio están:
• Tribunales de Justicia
• Departamento de Justicia
• Guardia Nacional de
Puerto Rico
• Oficina de Investigaciones
Legislativas del Senado de Puerto
Rico
• Negociado de Investigaciones
especiales
• Departamento de Corrección
y Rehabilitación
• Servicio Secreto
• Administration of Alcohol,
Tabaco and Firearms
• Reserva del Ejército
de los Estados Unidos
• Marina de los estados
Unidos
La técnica poligráfica
ha contribuido directa e indirectamente
al esclarecimiento de numerosos
casos, entre los que vale destacar
el de dos personas que cumplían
penas de prisión perpetua
por crímenes que no habían
cometido. Las pruebas poligráficas
administradas por personas de
nuestra sección, dieron
lugar a una revisión
de los testimonios de los testigos
que admitieron haberle mentido
al Tribunal. Ambos convictos
fueron puestos en libertad.
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